Mine, at last: Taylor Swift recupera la propiedad de sus seis primeros discos
- News Bemol
- 2 jun
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Taylor Swift ya es dueña de toda su música, vídeos y legado. Tras años de lucha, firma una de las victorias más decisivas en la historia de la industria musical
Con un breve anuncio: "You belong with me", Taylor Swift anunció en sus redes sociales que, por fin, había recuperado la propiedad de todos sus álbumes, noticia que sus seguidores celebraron al conocer el verdadero trasfondo. Con estas palabras, la artista más influyente del siglo XXI confirmaba un logro que parecía cada vez más complicado: toda su discografía le pertenece por completo. Una lucha que comenzó en su adolescencia y se convirtió en uno de los conflictos más mediáticos de la industria musical moderna, ha llegado a su fin con una victoria total.
Todo comenzó cuando la cantante, con apenas quince años, firmó un contrato con una discográfica que le permitió publicar sus seis primeros discos, pero no le otorgaba la propiedad de las grabaciones originales. Esto abriría más tarde la puerta a una de las traiciones más conocidas del mundo musical. En 2019, un nuevo propietario adquirió el sello y, con él, el control de todo su repertorio inicial. Aquella venta convirtió la música que Taylor escribió con una guitarra en su habitación en una propiedad comercial ajena, obligándola a tomar una decisión dolorosa: dejar de lado el pasado para crear su futuro.
Lo que nadie anticipaba era la reacción de la artista. En lugar de rendirse, lanzó una estrategia sin precedentes: regrabar su catálogo discográfico. Así nació el fenómeno "Taylor's Version", un movimiento legal y emocional que le permitió recuperar el control creativo, redefinir las reglas de la industria y ejecutar meticulosamente su jugada definitiva. A partir de 2021, con Fearless (Taylor's Version), sus álbumes renacieron con ajustes: Taylor ya no necesitaba autorización para narrar su trayectoria. Estas regrabaciones no solo igualaron el éxito inicial, sino que lo superaron, generando una conciencia colectiva para que el público consumiera exclusivamente las nuevas versiones. Esto alcanzó récords históricos y una gira, The Eras Tour, que se convirtió en la más lucrativa de la historia.
Pero la victoria no era completa: faltaba el duelo decisivo por los másteres originales. Tras años de súplicas, rechazos y promesas incumplidas, la recuperación parecía imposible... hasta que, con reserva, Swift halló un socio clave que lo cambió todo: Shamrock Capital. La última poseedora de sus grabaciones le ofreció adquirirlas sin restricciones, sin cláusulas, con plena independencia. La carta que compartió con su comunidad es ya parte del legado: "Toda la música que he creado ahora me pertenece". En ese mensaje, imbuido de la emoción de conquistar lo inconcebible, agradeció la lealtad absoluta de quienes compraron, reprodujeron y corearon sus versiones hasta transformarlas en un hito económico y cultural global.
Esta victoria trasciende lo personal. Su historia ha detonado un debate interno y global en la industria musical sobre los derechos de autor, la explotación de artistas jóvenes y la urgencia de transformar las dinámicas de poder desequilibradas que han dominado el sector discográfico durante décadas. Este movimiento ha inspirado a nuevas generaciones de cantantes, como Olivia Rodrigo, quien desde su debut exigió la posesión total de sus grabaciones. Aunque algunos aún la reducen a "estrella pop", la realidad es que impulsó cambios estructurales: modificando contratos, políticas corporativas y narrativas culturales. En una era donde la música parece cada vez más efímera, ella demostró que el arte tiene valor perpetuo, perteneciendo a quien lo crea.
Ahora, con la recuperación total de sus másteres, Taylor Swift no solo cerró el capítulo más arduo de su carrera, sino que lo hizo en sus propios términos. Quedaban dos reediciones pendientes: Taylor Swift y reputation. Sobre la primera reveló que ya estaba completamente grabada; de la segunda —la más anhelada— confesó que representa una etapa muy específica de su vida, lo que la llevó a posponerla reiteradamente. Hasta ahora solo tiene una fracción regrabada, aunque admitió que podría lanzar las "from the vault" (canciones inéditas) de ese álbum. Aún es incierto el siguiente paso, pero algo cambió para siempre: no hay rastro de resentimiento, solo celebración. En sus palabras: "Lo mejor que alguna vez fue mío… ahora lo es por fin”.
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